miércoles, 20 de febrero de 2013

CONTINUACION DE LA TERCERA APARICION

Dijo:" si me voy derecho, no sea que me vaya a ver la señora, y en todo caso me detenga, para que me llevase la señal al prelado, según me previno: que primero nuestra aflicción prelado, según me previno : que primero nuestra aflicción nos deje y primero llame yo deprisa al sacerdote; el pobre de mi tío lo esta  ciertamente aguardando". 

Luego, dio vuelta al cerro subió, por entre el y paso al otro lado, hacia el oriente, para llegar pronto a México y que no le detuviera la Señora del Cielo. Pensó que por donde dio vuelta, no podía vuelta al cerro y le dijo:"¿ Que hay, hijo mio el mas pequeño? ¿Adonde vas?" ¿Se apeno el un poco o tuvo vergüenza, o se asusto?.

Juan Diego se inclino delante de ella; y le saludo, diciendo: "Niña mía, la mas pequeña de mis hijas. Señora ojala estés contenta.¿ como has amanecido? ¿ Estas bien de salud Señora y Niña mía? voy a causarte aflicción: sabe, Niña Señora y Niña mía, que esta muy malo un pobre siervo tuyo, mi tío  le ha dado la peste, y esta para morir. Ahora voy presuroso a tu casa de México a llamar uno de los sacerdotes amados de Nuestro Señor, que vaya a confesarle y Disponerle y Disponerle; por que desde que nacimos, venimos a aguardar el trabajo de nuestra muerte

TERCERA APARICION


TERCERA APARICIÓN 

Entre tanto Juan Diego estaba con la Santísima Virgen, diciéndole la respuesta que traía del señor obispo; la que oída por la Señora, le dijo:"Bien esta hijo mio, volverás aquí mañana para que lleves al obispo la señal que te ha pedido; con eso e creerá y acerca de esto ya no dudara ni de ti sospechara y sabete,hijito mio, que yo te pagare tu cuidado y el trabajo y cansancio que por mi has emprendido; ea, vete ahora; que mañana aquí te aguardo".

Al día siguiente, lunes, cuando tenia que llevar Juan Diego alguna señal para ser creído, ya no volvió,porque cuando llego a su casa, un tío que tenia, llamado Juan Bernardino, le había dado la enfermedad, y estaba muy grave. Primero fue a llamar a un medico y le auxilio; pero ya no era tiempo, ya estaba muy grave.

Por la noche, le rogó su tío que de madrugara saliera, y viniera a Tlatilolco a llamar un sacerdote, que fuera y viniera a confesarle  y disponerle, porque estaba muy cierto de que era tiempo de morir  y que ya no se 
levantaría ni sanaría.El martes, muy de madrugada, se vino Juan Diego de su casa camino que sale junto a la ladera del cerillo del Tepeyacac hacia el poniente, por donde tenia costumbre de pasar.

martes, 19 de febrero de 2013

CONTINUACIÓN DE LA SEGUNDA APARICIÓN

Al punto se fue Juan Diego al palacio del señor obispo. Apenas llego, se hizo todo empeño por verlo, otra vez con mucha dificultad le vio: y se arrodillo a sus pies; se entristeció y lloro al exponerle el mandato de la Señora de Cielo; Que ojala que creyera su mensaje, y la voluntad de la Inmaculada, de erigirle su templo donde manifestó que lo quería

El Señor obispo, para cerciorarse, pregunto muchas cosas donde la vio y como era; y el refirió todo perfectamente al señor obispo. Mas aunque explico con precisión la figura de ella  y cuanto había visto y admirado, que en todo se descubría ser ella  la siempre Virgen Santísima Madre del salvador Nuestro Señor Jesucristo; sin embargo, no le dio crédito y dijo que no solamente por su platica y solicitud se había de hacerlo lo que pedía; que ademas, era muy necesaria alguna señal; para que se le pudiera creer que le enviaba la misma Señor, mira cual ha de ser la señal que pides; que luego iré a pedírsela a la Señora del Cielo que me envía acá" Viendo el obispo que ratificaba todo, sin dudar, ni retractar nada, le despidió.


Mando inmediatamente a unas gentes de su casa en quienes podía confiar, que le vinieran siguiendo y vigilando a donde iba y a quien veía y hablaba. Así se hizo. Juan Diego se vino derecho y camino por la calzada; los que venían tras el,donde pasa la barranca, cerca del puente Tepeyacac, lo perdieron; y aunque mas buscaron por todas partes, en ninguna le vieron.
 

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Perdóname que te cause gran pesadumbre y caiga en tu enojo, Señora y Dueña mía". Le respondió la Santísima virgen:" Oye, hijo mio el mas pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros, a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad; pero es todo punto preciso que tu mismo solicites y ayudes y que con tu mediación se cumpla mi voluntad.

Mucho Te ruego, hijo mio el mas pequeño, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver el obispo. Dale parte en mi nombre y hazle saber por enero mi voluntad, que tiene que poner por obra el templo que le pido.  Y otra vez dile que yo en persona, la siempre Virgen Santa Maria Madre de Dios, te envía". Respondió Juan Diego: "Señora y Niña mía, te cause yo aflicción; de muy buena gana iré a cumplir  tu mandado; de ninguna manera dejare de hacerlo ni tengo por penoso el camino.

Iré  a hacer tu voluntad; pero acaso no seré oído con agrado; o si fuere oído, quizás no se me creerá. Mañana en  la tarde,  cuando se ponga el sol, vendré a dar razón de tu mensaje con lo que responda el prelado. Ya de ti me despido, Hija mía las mas pequeña, mi Niña y Señora. Descansa entre tanto" Luego se fue el a descansar a su casa. Al día siguiente, domingo, muy de madrugada, salio de su casa y se vino derecho a Tlatilolco, a instruirse en las cosas divinas y estar presente en la cuenta para ver enseguida al prelado . 

Casi a las diez, se presento después  de que oyó misa y se hizo la cuenta y se disperso el gentío 

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El salio y se vino tristes; Porque de ninguna manera se realizo su mensaje.

SEGUNDA APARICIÓN

En el mismo día se volví; Se vino derecho a la cumbre del cerillo y acertó con la señora del Cielo, Por que le estaba aguardando, ali mismo donde la vio la vez primera.

Al verla se postro delante de ella y le dijo:"Señora la mas pequeña de mis hijas, Niña mía, fui a donde me enviaste a cumplir tu mandado; aunque con dificultad entre a donde es el asiento del prelado; le vi y expuse tu mensaje, así como me advertiste; me recibió benignamente y me oyó con atención;  pero en cuanto me respondió; pareció que no  la tuvo por cierto, me dijo: "Otra vez vendrás; Te oiré y voluntad  con que has venido..."

Comprendí perfectamente  en la manera que me respondió, que piensa que es quizás invención mía que Tu quieres que aquí te  hagan un templo y acaso no es de orden tuya; por lo cual, te ruego encarecidamente, Señora y Niña , mía, que a alguno de los principales, conocido respetado y estimado le encargues que lleve tu mensaje para que le crean porque yo soy  un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda, y Tu, Niña mía, la mas pequeña de mis hijas, Señora, me envías a un lugar por donde no ando y donde no paro.


lunes, 18 de febrero de 2013

Que me invoquen y en mi confié; oír allí sus lamentos y remediar todas sus miserias, penas y dolores.
Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás como yo te envió a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me edifique un templo:

Le contaras puntualmente cuanto has visto y admirado y lo que has oído. Ten por seguro que lo agradeceré bien y lo pagare, porque te haré feliz y merecerás mucho que yo recompensare el trabajo y fatiga con que vas a procurar lo que te encomiendo. Mira que ya has oído mi mandato, hijo mio el mas pequeño, anda y pon tu esfuerzo".

Al punto se inclino delante de ella y le dijo:" señora mía, ya voy a cumplir tu mandado; por ahora me despido de ti, yo tu humilde siervo" Luego bajo, para ir a hacer su mandado; y salio a la calzada que viene en linea recta a México . Habiendo entrando  en la ciudad, sin dilación se fue  en derechura al palacio del obispo, que era el prelado que muy poco antes había venido y se llamaba don fray Juan de Zumarraga , religioso  De san Francisco. Apenas llego trato de verle; rogó a sus criados que fueran a anunciarle y pasado un buen rato vinieron a llamarle, que había mandado el señor obispo que entrara. Luego que entro, se inclino y arrodillo delante de el; en seguida le dio el recado de la señora del Cielo; y también le dijo cuando admiro, vio y oyó  Después de oír toda su platica y su recado, pareció no darle crédito; y le respondió:"Otra vez vendrás, Hijo mio y te oiré mas despacio, lo veré muy desde el principio y lo pensare en la voluntad y deseo con que has venido"